17 de marzo de 2010

Caetano Veloso



Es difícil estar en la vanguardia si no vives en EE.UU. o Inglaterra.




Nací en Bahía (Brasil) en 1942. A los nueve años compuse mi primera canción y he publicado docenas de discos. El último, Cê, lo produce mi hijo Moreno. Actúo en Madrid, San Sebastián y La Coruña.


"Hay demasiadas canciones en este mundo", escribe en la presentación del disco. Rotunda frase.
Caetano Veloso. Pero cierta. ¡Hay tantas! Yo tengo una visión muy generalista de la música, muy amplia, y a veces confieso que me siento tonto.

¿Perdón?
Sí, porque me interesa sentir el trabajo de Radiohead y a la vez escuchar cómo canta Estrella Morente o un viejo autor de sambas de Río… ¡Es inabarcable! Entonces, me pregunto: `¿Para qué hacer una canción?´.

Afortunadamente, sigue haciéndolas.
Sí, aunque todavía falta algo que yo mire y diga: «Por fin esto vale la pena». Todo lo que hago es una preparación para ir llegando a esto.

Entonces, la gran obra maestra está por llegar. Buena noticia.
Esperemos. Pero no es sólo cuestión de que yo lo quiera, ¿no?

La primera canción del álbum se llama No me arrepiento… ¿De nada?
A veces, me acuesto y digo: «Dios, podía haber dicho esto o borrar este otro gesto mío». Pero no pasa muy a menudo.

Un hombre satisfecho.
A mis 65 años tengo una vida llena de cosas buenas: he tenido dos mujeres a quienes quiero muchísimo, tengo unos hijos maravillosos y mi madre acaba de cumplir 100 años… Pero todavía no he encontrado una forma de entenderlo todo, una explicación que me parezca válida.

«Me gusta ser popular, no me considero vanguardista», ha dicho.
Quizá un poco sí, pero no tengo ningún compromiso de estar en la vanguardia. En una actividad comercial como es la canción popular es difícil ser vanguardista si no vives en Estados Unidos o Inglaterra.

¿Y el Tropicalismo no fue vanguardista?
A veces, uno puede serlo, aunque viva en regiones periféricas: quizá lo que uno hace se convierta en tendencia, pero es bastante improbable. Aunque no me importa: trabajo muy a gusto con lo improbable.

Sus discos los llevaron a usted y a Gilberto Gil al exilio. ¿La música es política?
Muchas veces, sí. Y en ocasiones el que la hace ni siquiera lo sueña de antemano, o al contrario: piensa que es política, pero no tiene ninguna fuerza.

Usted se ha mostrado duro con Lula...
Y mantengo mis críticas. Lo voté en 2002 y no me arrepiento, pero hay cosas horribles y condenables que pasaron porque él llegó al poder.

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